El ser escogido para predicar, equivale a ser elegido por Dios para que lo represente ante la gente, de aquí a que cada enseñanza que transmitamos según el grado de responsabilidad que tengamos, se convierte en alimento espiritual para otros.
La predicación de la palabra en una célula es más que saber dar un mensaje, es ser como un canal donde fluye el río de vida del mensaje de Dios y el padre tiene mucho cuidado que su río fluya solo a través de canales limpios, santos y puros. Para esto Dios tiene que santificar la vida de aquel que ha de ser su vocero.
El predicador debe comenzar con la preparación de su enseñanza en el área espiritual, los siguientes aspectos le ayudarán a preparar un mensaje de acuerdo al propósito de Dios:
1. Asuma la costumbre de estudiar constantemente la palabra por libros, capítulos y versículos.
2. Diseñe el mensaje pensando en aplicarlo a su propia vida.
3. Memorice todos los textos posibles que le ayuden a manejar con autoridad el mensaje ante el público.
4. Use el diccionario para aprender con precisión algunos términos y sus sinónimos.
Bosqueje la predicación de acuerdo a los siguientes ítems:
1. Título: Procurar que sea breve y resuma el tema del sermón y/o enseñanza.
2. Objetivo: Con la certeza de tener la palabra rhema para darla en la célula, predique con toda su fe, sabiendo que el mensaje suplirá las necesidades de ellos.
3. Introducción: Consiste en una aproximación al contenido, especialmente con una ilustración que cautive la atención de los participantes de la célula.
4. Texto Bíblico: Precise la referencia bíblica central.
5. Divisiones Principales: Elabore un esquema que ayude a desarrollar el sermón de manera lógica. Cuide de tratar solo los puntos que el grupo de la célula pueda recordar con facilidad. Algunos expertos recomiendan tres a cinco puntos, como suficientes en sus predicaciones.
6. Conclusión: Arme un breve resumen de lo expuesto procurando que el oyente recuerde los diferentes puntos que se trataron.
7. Aplicación: Si la predicación no tiene una aplicación a la situación actual, pierde su esencia primordial, que es convertir las promesas de DIOS en su palabra en vida para los que la oyen.
Por otra parte, no olvide el manejo de las escrituras, seleccionando el texto bíblico, examinando el contexto, identificando las características dominantes y considerando las escrituras en forma general para no descuidar otros pasajes que guardan estrecha relación con el tema principal del mensaje que está preparando.
Por último es importante tener en cuenta unos aspectos importantes para la exposición del mensaje:
1. Conserve su personalidad: Sea usted mismo; no pretenda ser como otros.
2. Debe vivir lo que va a predicar: Los oyentes en la célula deben verlo como un ejemplo digno de imitar.
3. Sea claro, conciso y preciso: Que su mensaje se muestre fácil y no complicado ni confuso, que sea concreto y delineado en las mentes de las personas.
4. Hable de manera natural: Como lo acostumbra hacer en su casa, no hable gritando porque las personas se pueden sentir regañadas, ni demasiado bajito porque los puede aburrir. Hable siempre con todo el corazón.