Es claro para nosotros que una vez nacemos, no hay manera de volver a entrar en el vientre de nuestra madre y repetir este proceso, sino que esto se da una sola vez.
Tampoco es normal que el bebé nazca por etapas, es decir, que un día decida asomar una mano, y al otro día un pie, y en un mes la cabeza, para finalmente salir completo en cuestión de meses.
El mismo proceso natural del nacimiento nos lleva a comprender que nacer es algo que experimentamos solo una vez y es algo definitivo, que nos lleva a crecer y desarrollarnos en las diferentes áreas.
Pero así como hay un solo nacimiento en lo físico, también hay un solo nacimiento espiritual, que viene al tener una experiencia personal con Jesús.
El señor manifiesta esto en Juan 3:3, en esta conversación que tuvo con Nicodemo, un principal entre los fariseos, le enseñó que el único camino para que cualquier persona pueda conectarse con el Reino de Dios, es por medio del nuevo nacimiento.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
(Juan 3:3) RVR1960
Aunque Nicodemo era un hombre muy intelectual y religioso, esto no le ayudó en nada, porque no tenía la revelación de lo que el Maestro le estaba queriendo decir.
El nuevo nacimiento en el espíritu, solo se produce cuando aceptamos a Cristo en el corazón como único Señor y Salvador y cuando le podemos dar la totalidad de nuestro corazón a Él.
El nuevo nacimiento implica un desprendimiento de esa naturaleza afectada por el pecado, para que nuestro espíritu pueda dar fruto en el reino espiritual.
Por eso hay muchos que asisten a la iglesia, y piensan que al asistir constantemente a las actividades ministeriales ya tienen una nueva naturaleza, pero en realidad no le han dado la totalidad de sus vidas a Dios, y tal vez se reservan ciertas áreas que no han podido someter al dominio del Espíritu Santo.
¡Experimenta un nuevo nacimiento y tu vida será transformada!