Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor.
E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.
Quelub hermano de Súa engendró a Mehir, el cual fue padre de Estón.
(1a. Crónicas 4:9-11) RVR1960
La Biblia no relata exactamente cuáles fueron las conquistas que Jabes obtuvo, pero su oración fue tan poderosa que quedó registrada. Todas las personas que oraron intensamente, experimentaron un cambio en su naturaleza y obtuvieron resultados extraordinarios.
En su oración, Jabes quiso decir: “Señor, si Tú me bendices, si Tú ensanchas mi territorio, si Tu mano está sobre mí y me libras del mal, entonces, yo podré ser un conquistador”.
No podrás tener crecimiento, ser un conquistador, hacer cosas extraordinarias para Dios, si tu naturaleza no cambia.
Un domador, que tuvo un espectáculo durante seis años en Las Vegas, con un tigre amaestrado al cual él llamaba “gatito”. Pero un día, para su tremenda sorpresa, el “gatito” lo mordió en un brazo. El domador le pegó en el hocico, entonces el tigre se abalanzó sobre él arrastrándolo por todo el escenario. Gracias a Dios este hombre no murió, porque el tigre lo tomó del hombro, pues si lo hubiese tomado del cuello las consecuencias hubieran sido fatales. Un animal siempre tendrá su naturaleza animal.
Si quieres tener éxito en la vida, tu naturaleza debe cambiar.
Ahora comprendo que todos los hombres de Dios que vieron hechos extraordinarios en sus vidas, tuvieron que orar intensamente como Jabes, porque el Espíritu Santo es el único que puede cambiar o mudar la naturaleza de una persona.
Era humanamente imposible que Abraham y Sara tuvieran hijos. Para él y para Sara, los años habían pasado, estaban en la vejez, más Dios mudó su naturaleza para que fueran padres de multitudes.
Jacob quiso vivir una vida correcta, pero su naturaleza no se lo permitía; hacía trampa, decía mentiras “piadosas”, quería salirse con la suya y era un oportunista.
Cuando vio que el mal venía sobre él, hizo una oración para que el Espíritu Santo cambiara su naturaleza y, desde ese momento, tuvo una vida de integridad total convirtiéndose en un príncipe con Dios.
1. Más ilustre que sus hermanos: El nombre Jabes significa “aflicción”; entendió que su nombre tuvo origen en el sufrimiento que padeció su madre al darlo a luz.
Ella se desahogó en su hijo, pensando que había sido el culpable de su dolor y desde entonces Jabes quedó marcado.
Muchos han sido marcados por diferentes aflicciones. Tal vez la causa de esa aflicción sea que los hijos no estén comprometidos con Dios, que sean cautivos de los vicios, inmoralidades o rebeldía.
Tal vez la aflicción sea en el área financiera, sufriendo escasez. Quizá para otros la aflicción sea una enfermedad, un dolor o una opresión. Pero sin importar cuál sea la aflicción, hay un medio para ser libre del dolor y la angustia.
Jabes entendió que la única manera de ser libre era clamando a Dios.
La Biblia dice que, porque clamó a Dios con todo el corazón y pidió Su bendición, el Señor le respondió y llegó a ser más ilustre que todos sus hermanos.
Dios galardonó la disposición de su corazón.
2. Clamando hasta la victoria: El Señor enseñó a través de Jeremías:
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
(Jeremías 33:3) RVR1960
La oración de Jabes fue similar a la oración de Jacob cuando luchó con el ángel. Jacob estaba en una situación apremiante, su hermano iba hacia él para matarlo. Pero esa noche, el ángel de Dios se le apareció y Jacob luchó con él. “Suéltame porque ya raya el alba”, dijo el ángel. Sin embargo, Jacob estaba determinado a no soltarlo hasta recibir la bendición.
El ángel sabía qué era lo que Jacob anhelaba, por eso le preguntó cuál era su nombre y él respondió: “Me llamo Suplantador”. Su nombre se había originado, al igual que el de Jabes, cuando su madre lo dio a luz, pues había tomado por el talón a su hermano Esaú quien nació primero como queriendo decir: “Tú quieres ser el primero, pero yo te voy a suplantar”.
El nombre “Suplantador” había marcado a Jacob, pero el ángel le dijo: “A partir de ahora, tu nombre cambia, ya no serás un suplantador, sino Israel, Príncipe con Dios”.
Posiblemente, anhelas tener una iglesia grande, las multitudes, influenciar en las personas, pero hay una naturaleza que te ha acompañado por años y piensas que ese estigma no podrás quitarlo de tu vida.
Los anteriores son ejemplos que evidencian que clamando a Dios con el corazón, nuestra naturaleza puede cambiar.