Tuve que vencer muchas barreras que se levantaron en mi mente, principalmente aquella que me decía que cada iglesia de Bogotá solo contaba con una membresía promedio de trescientas personas. Si me hubiese dejado guiar por las circunstancias, todo se habría frustrado. Pero le creí a Dios, y el Espíritu Santo puso el deseo en mi corazón de trabajar arduamente para conquistar multitudes nunca antes soñadas. (Ps. Cesar Castellanos)
1. La fe es la sustancia de lo que se espera: La sustancia puede compararse con el caso de una mujer que concibe un hijo en su vientre, ya que esa criatura es un milagro.
Todos necesitamos momentos de intimidad con Dios para poder entrar en esa dimensión de fe. ¿Quiénes necesitan fe? Aquellos que anhelen un cambio. Si anhelas un cambio en tu vida, debes obtener fe; dentro de nosotros hay una naturaleza espiritual que es eterna, que permanece para siempre, y que solamente podemos alimentar a través de la fe. De ahí que todo aquel que anhele el milagro de la multiplicación, debe entrar en la dimensión de la fe, porque sin fe es imposible agradar a Dios.
2. La fe de mi hija Johanna: Cierta vez, escuché a mi hija Johanna compartiendo en Singapur, su experiencia personal de cómo logró aplicar los principios de la fe en el área sentimental, y cómo Dios la respaldó. Lo que dijo me llamó tanto la atención, que me gustaría comentártelo también a ti. Sus palabras fueron estas:
Para poder visualizar el hogar que yo anhelaba, (un hogar maravilloso, un hogar basado sobre el fundamento de la Palabra de Dios) me ayudó mucho el ejemplo de la relación de mis padres como pareja. Si los matrimonios y sus hijos supieran cuán importante es que los padres demuestren con acciones, lo que profesan con palabras. Toda mi vida fui testigo del amor, del respeto, de la dedicación e integridad con la que mis padres construyeron su hogar. En mí se sembraron semillas de esa naturaleza, de modo que han dado sus frutos.
Una de las cosas que hice para reproducir ese milagro en mi propia vida, fue una oración específica al Señor, respecto a ocho áreas diferentes: la espiritual, la ministerial, la emocional, la intelectual, la cultural, la física, la familiar y la financiera.
De cada una de ellas tomé tres características principales, y así elaboré un prototipo claro y conciso de lo que esperaba de Dios en cuanto a la persona con la cual quería casarme. Por ejemplo: En el área espiritual, una de las características que destaqué, fue que esa persona tenía que ser un hombre que amara la visión y que estuviese dentro del propósito de Dios; hoy, el esposo que Dios me ha dado ama la visión y está en su propósito. En lo emocional, le pedí al Señor que fuera un hombre con emociones completamente sanas, y así es él.
De esta misma manera, ustedes deben soñar con aquello que desean tener. Algo que he aprendido de mis padres es que los sueños son el lenguaje del espíritu, más este idioma no puede hablarse sin utilizar los vocablos de la fe. Desde antes de casarme, he llevado un libro al que llamo “el libro de los sueños”; en él describí y detallé la vivienda que quería tener, la ceremonia civil, el traje de novia que anhelaba usar, y muchos detalles más. Y quiero decirles que todo lo que anoté en mi libro de sueños, Dios lo ha traído a mi vida, ¿saben por qué? Porque la fe funciona.
En la actualidad, Johanna y Eliemerson son los pastores de jóvenes de la iglesia en Florida, llevan un hogar ejemplar y han podido influenciar a cientos de familias.
Para que tú concibas el milagro, siempre habrá dos aspectos trascendentales: Uno es la Palabra, pues la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios; el otro es el Espíritu Santo, y tengo dos ejemplos al respecto:
3. La creación: Cuando Dios creó el cielo y la tierra, el Espíritu Santo se movía sobre la faz de las aguas. Dios habló y dijo: “Sea la luz” (Génesis 1:2,3). Note que estaban el Espíritu Santo y la Palabra actuando, pero el Espíritu Santo no pudo actuar sobre las circunstancias (desorden y vacío) sino hasta que la Palabra de Dios fue activada.
4. El ejemplo de María: La virgen María recibió una palabra de parte de Dios a través de un ángel que la visitó y le dijo: “Salve, bienaventurada, el Señor es contigo” (Lucas 1:28).
Luego le declaró que concebiría en su vientre y daría a luz un hijo. María le preguntó cómo sería eso si ella no conocía varón. El ángel le respondió: “La sombra del Altísimo te cubrirá, y el poder del Omnipotente vendrá sobre ti; por el Espíritu Santo concebirás y darás a luz un hijo” (Lucas 1:35).
Note que en ese momento la Palabra y el Espíritu estaban trabajando juntos.
5. La promesa puede venir a través de la Palabra de Dios: La Biblia contiene muchas promesas esperando ser creídas y tomadas en posesión por nosotros. Por ello es tan importante que dediquemos tiempo a leer y meditar las Escrituras. Al hacerlo, nuestra fe irá incrementándose al punto de apropiarnos de cada palabra de Dios. Por otro lado, la palabra dice:
“Despertarás mi oído mañana tras mañana para oír tu voz, como oyen los sabios”
(Isaías 50:4) RVR1960
Puedes leer la Biblia, pero eso no implica que estés oyendo la voz de Dios. El secreto del estudio de la Palabra, es que a la par de la lectura, tú puedas discernir y escuchar la voz de Dios. Cuando lo hagas, encontrarás la dirección para tu vida.
Si tú no oyes lo que Dios te dice, no sabrás qué hacer; o sea, la voz divina solo se escucha cuando uno está en la presencia de Dios, en oración y en intimidad con Él. Mientras estudies la Biblia, Dios puede usar un verso para hablar a tu corazón; de esa manera, escucharás su voz; es entonces cuando la vía queda libre, y el camino abierto y despejado para que el milagro ocurra.
6. La importancia de la comunión con el Espíritu Santo: Era imposible que María quedara embarazada sin haber tenido intimidad con un hombre, pero el Espíritu Santo vino sobre ella y transformó las circunstancias e hizo el milagro. Hoy tú vas a concebir el milagro de llegar a ser un siervo o una sierva de Dios, y concebirás el tamaño de tu ministerio. Así como cuando una mujer se casa dice cuántos hijos desea tener, tú vas a concebir el tamaño de tu ministerio. No hay mayor bendición que ser llamado a servir a Dios; no hay vida más deleitosa que la vida cristiana. Algunos piensan que los impíos disfrutan la vida, pero lo que ellos experimentan no es vida, sino muerte. La vida abundante solo puede disfrutarla el cristiano, por eso Jesús dijo:
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
(Juan 10:10) RVR1960
El Señor te da el privilegio de disfrutar todo, de disfrutar de la salud, de la familia, de la provisión, de la paz espiritual, etc.; Él provee armonía en todas las áreas. Haz una oración diciendo: “Señor, haz de mí un siervo tuyo, un transformador de vidas, un reproductor de esperanza; me comprometo a través de mis palabras a desatar vida en la gente”. Dios hará el milagro en ti, realice una lista de los milagros que deseas conquistar, y Dios te ayudará en el desafío.