Mediante esta llave, podrás ver aquello que se mueve y se desarrolla en el mundo espiritual. Pedro tuvo la capacidad de discernir este reino espiritual, y gracias a ello, pudo reconocer la naturaleza divina de Jesús, quien le dijo que esta revelación provenía directamente del mismo Dios.
“Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de luz. Pero si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad”
(Mateo 6:22) NVI
Existen beneficios para quienes poseen la llave de la visualización:
Para ver en el reino espiritual, se requiere pasar un tiempo considerable en la presencia de Dios. El Señor mandó al pueblo de Israel que meditara en su Palabra de día y de noche, y meditar en el hebreo, significa “ver y confesar”.
1. Visualizar es parte de nuestra naturaleza: Los científicos han podido comprobar que lo que una persona logre percibir en su mente, su sistema nervioso lo captará como si ya hubiese ocurrido y lo apreciará como una realidad.
Siempre comparto el ejemplo claro de mi hija Sara: Cuando ella llega a los restaurantes, lo primero que hace es pedir un limón; lo parte en dos, le quita las pepas (semillas) y luego vuelve a cortar cada mitad por la mitad; se lo lleva a la boca, y empieza a morder la pulpa y a absorber el jugo.
Permíteme preguntarte: ¿Qué sensación tuviste mientras yo compartía esto? Note cómo la imagen del limón, al ser recibida por el sistema nervioso, produjo hasta una especie de percepción de la acidez de este cítrico. Este ejemplo nos permite comprender el poder que reside en una imagen; tan solo al pensar y visualizar un limón, sin siquiera llegar a degustarlo, se produce la sensación de acidez.
2. Visualizando el desarrollo de nuestro ministerio: Al confirmar en el Señor nuestro llamado al ministerio, debemos encontrar la manera de llevarlo a cabo lo más eficazmente posible. Muchas personas no logran el crecimiento en sus ministerios porque nunca lo han captado en sus mentes, nunca han visualizado más personas de las que actualmente lideran.
Un pastor me preguntaba: “¿Se ha enfrentado a la barrera mental de tener solo cierta cantidad de personas, y sentir en su corazón que no la podrá superar?”. Entendí lo que este pastor me quería decir, pues lo pude comparar a los atletas que trabajan duro por sobrepasar la marca que se fijaron como meta. Le dije: “Mi marca por nueve años fueron ciento veinte miembros; y por más que me esforzara, nunca la alcanzaba, lo cual me llevó a renunciar al pastorado.
Pero cuatro meses después, Dios trajo a mi vida esa palabra que cambió mi ministerio: “Sueña con una iglesia muy grande, porque los sueños son el lenguaje del Espíritu. La iglesia que tú pastorearás será como las estrellas del cielo y como la arena del mar, que de multitud no se podrá contar”. Después de recibir aquella palabra, me quedé observando la arena del mar, y la vi no como las otras veces, sino que pude creer que cada grano de arena se transformaba en una persona; vi cientos de miles de personas frente a mí, y cada uno de ellos era mi discípulo. Mi primera meta al comenzar la iglesia fue de doscientas personas en seis meses; pero gracias a que había entendido el secreto de la visualización, a los tres meses ya las habíamos conquistado.
Cuando logramos impregnar nuestra mente de las imágenes claras de las personas que queremos ganar para Cristo, movemos la esfera angelical con el fin de que ella trabaje rápidamente a nuestro favor.
Para desarrollar la visión correctamente es fundamental que: