El propósito de la consejería es lograr un cambio de conducta, emociones y carácter por medio de un cambio de valores y actitudes con fundamento bíblico.
La consejería es básica para el pastoreo y cuidado de los discípulos y nuevos creyentes, por medio de ella, el líder los conocerá a fondo y podrá brindarles ayuda y ministración en las diferentes áreas de su vida, todo esto con el fin que el nuevo creyente se afirme y establezca en el reino de Dios cimentado por medio de la Palabra.
Un consejero debe:
1. Instruir con su lengua.
La labor del consejero es extremadamente importante para aquellos que deseen llevar a cabo la consolidación de discípulos debido a que es la herramienta que Dios nos dio para suplir las necesidades específicas de cada nuevo creyente. Se debe entender que las palabras que salgan de nuestra boca deben ser inspiradas por El Espíritu Santo y que cada consejo que brote de nuestros labios debe tener un fundamento bíblico.
Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios.
(Isaías 50:4) RVR1960
2. Ayudar al justo que cayó.
La consejería es el gran privilegio que Dios nos da a los líderes y Pastores porque a través de ella mostramos el amor de Jesús y el corazón del Padre, un corazón lleno de amor y misericordia, siempre dispuesto a restaurar y bendecir, aun a aquellos que fallan. En Lucas 15 se demuestra el corazón de Dios deseoso de buscar la oveja perdida, la moneda extraviada y al hijo insensato. La consejería es un espacio destinado para corregir lo deficiente en cada discípulo y se hace imprescindible que nos prepararemos de manera diligente para esta labor.
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
(2 Timoteo 2:15) RVR1960
3. Compartir de sus experiencias.
Nada ministra más a una persona que recibe una consejería como el hecho que el consejero comparta sus experiencias pasadas, en las cuales le muestre no solo su error y falencias sino también sus victorias. Mostrarnos vulnerables ante las personas que aconsejamos permite que nos identifiquemos con sus necesidades y así será mucho más fácil darles el consejo de la Palabra de Dios.
El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
(2a. Corintios 1:4) RVR1960
4. Es tierno como una nodriza.
La oportunidad que se nos da de aconsejar a los nuevos creyentes es invaluable, debido a que ellos nos confían su corazón, sus secretos del pasado, sus heridas y debilidades, para que nosotros con la ternura de una nodriza, los guiemos y les mostremos el consejo acertado de la Palabra de Dios, para traer luz, dirección, sanidad y bendición a sus vidas.
Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.
(1a. Tesalonicenses 2:7) RVR1960
5. Restaurar al que se ha apartado.
Un genuino consejero sabe que hacer volver del mal camino y del error a aquel que desconoce el consejo de Dios, es una de sus principales labores. Dios nos ha dado el privilegio de conocer su Palabra y ver su efecto en nuestras vidas, por eso podemos aconsejar y mostrar por medio de la Palabra los principios eternos que pueden traer dirección para las decisiones trascendentales en la vida de una persona. Como consejero no se obliga al aconsejado, solo se muestra la opinión de Dios expresada en su Palabra y es el mismo aconsejado quien toma las decisiones, tal como lo hizo Jesús, quien dio libertad a las personas para elegir.
Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.
(Santiago 5:19-20) RVR1960