Es importante entender que el crecimiento ministerial no es el resultado de aplicar alguna fórmula o de seguir algunos pasos en nuestras fuerzas, sino que todo el crecimiento ministerial viene de Dios y se conquista primero en el plano espiritual.
1. ¡No seas indiferente!: Es necesario sentir un genuino dolor y un gran quebranto por la nación, la ciudad, las familias, los amigos, vecinos y las almas, no hay que ir muy lejos para ver que nuestra sociedad está en ruinas: hogares destruidos, niños abandonados, violencia, soledad, problemas morales, etc.
En este momento estás cómodo en tu vida cotidiana, pero escuchando constantemente que las personas están siendo muy oprimidas por el enemigo.
La gran pregunta es: ¿Cuál va a ser tu reacción?, ¿Serás indiferente a lo que está sucediendo o entenderás que Dios te está llamando a restaurar los muros de tu ciudad?
2. Acepta tu llamado: Creo que para ninguno de nosotros es un secreto que estamos enfrentando los últimos tiempos, y en momentos como estos no hay espacio para la neutralidad o la tibieza.
Muchos asumen su llamado con mucha ligereza, esperando algún tiempo para comprometerse con la obra o sin mucho interés por ganar almas, pero no se dan cuenta que lo que no hagan ahora, probablemente no podrán hacerlo después.
Si tú habías pensado que el trabajo ministerial no era para ti, te invito a que permitas que el Espíritu Santo llene tu corazón y te revele Su propósito.
¡Muchas personas en necesidad están esperando que tú les lleves una Palabra de esperanza!
3. Ten compasión de las personas: ¡Después del llamado viene la acción! Jesús fue el primero en sentir compasión por las personas y la manera en la que lo demostró fue yendo personalmente a suplir las necesidades de todos.
La compasión no es lamentarse y renegar por la situación de alguien más, sino que la verdadera compasión nos lleva a la acción, a hacer algo para cambiar la situación de quienes están perdidos.
La mayor muestra de compasión que podemos ofrecer es llevar el mensaje de salvación a todos los que están perdidos.
¡Jesucristo es El Camino, La Verdad y La Vida! Y Él mismo suplirá cualquier necesidad de las personas.
Tu misión es predicar y compartir el Evangelio, pero recuerda: tu predicación puede ser la diferencia entre un alma que se condena y una que se salva.
4. Entiende que es momento de actuar: Algunas personas piensan que aún no es el tiempo, o que las circunstancias no se han dado de manera correcta para que ellos puedan ser líderes exitosos, eso mismo le sucedió a los discípulos de Jesús. Sin embargo, las palabras del Señor fueron: “A pesar de que ustedes piensen que no están preparados, yo quiero decirles que Yo ya tengo todo listo para que ustedes den fruto y sean los mejores”.
¡No esperes más tiempo, el tiempo de actuar es ahora!.
5. Entiende que el fruto está listo: Es común escuchar que las personas digan que es difícil encontrar personas dispuestas para empezar una célula, pero no hay nada más lejano a la realidad.
¡Jesús le dijo a sus discípulos que había mucho fruto y que lo que verdaderamente hacía falta era personas dispuestas a llevar el mensaje!
No te preocupes por las personas que van a llegar a tu célula, ¡cree y declara que ya hay mucho fruto preparado para ti!